En los años sesenta y ochenta Venezuela era el país de destino para
numerosos inmigrantes. Al principio fueron los europeos, luego se sumaron desde
todos los rincones de Latinoamérica con la finalidad de buscar prosperidad
económica y libertades.
En la década de los sesenta Venezuela contaba con 7 millones de habitantes, de los
cuales un millón de ellos eran inmigrantes. En estos últimos 15 años este fenómeno
se ha revertido, siendo ahora los venezolanos los que buscan estas mismas
condiciones en el exterior. Familias enteras y jóvenes recién graduados de
universidades, desempolvan nacionalidades que los impulsan a emprender una
aventura en otras latitudes, echando al azar las probabilidades del éxito que ya su
país natal no les puede brindar.
Según el Banco Mundial, en 2010 más de 521.500 personas emigraron de
Venezuela, mientras que más de 1 millón inmigró, cifra que representa el 1,8% de la
población en una nación de casi 30 millones de habitantes, más del 90% de estos
inmigrantes son jóvenes profesionales. Las razones por las que los venezolanos
buscan un segundo respiro en diferentes países son el deterioro social y económico
sumado a la incertidumbre sobre si habrá o no un cambio en la conducción del país.
Siendo esto un fenómeno prácticamente nuevo para la generación de profesionales
de hoy en día es que este trabajo fotográfico toma forma, retratando a los que se van
y probablemente no vuelvan y escuchando las razones de su partida.
Todos los retratados responden a la misma pregunta: ¿Por qué te vas?
Diego Pantoli, 24 (Caracas): “ Me voy para conseguir oportunidades de trabajo y mejor calidad de vida.”
Miguel Trenzando, 22 (Caracas): “No tengo posibilidad de surgir.”
Alejandro Huerta, 21 (Panamá): “inseguridad”
Fernando Paltrinieri, 21(Caracas): “Mi futuro y mi seguridad no están garantizados en Venezuela.”
Jesús y Dayhana, 23 (Caracas): “Queremos irnos a estudiar afuera y alejarnos un rato de la situación en Venezuela.”
Andrea Noriega, 22 (Caracas): “No quiero seguir viviendo en un país deshumanizado donde se han perdido los valores . Quiero buscar un futuro mejor donde pueda hacer lo que realmente me guste y vivir de eso”.
Marilyn Vernice, 18 (Caracas): “Quiero un mejor futuro”
Giuseppe Battaglia, 22 (Nueva York): “Nuevas oportunidades, seguridad, calidad de vida.”
Emilio Fernández, 24(Caracas): “No tengo horizonte hacia el futuro y no hay intención de nadie en solucionar esta situación.”
Nazareth Cahuas, 23(Caracas): “La situación va a empeorar y ni yo ni nadie merece vivir así.”
César Ortiz, 24 (Caracas): ”Los valores con los que crecí se perdieron y en el campo laboral quiero demostrar que estoy tan bien capacitado o mejor que cualquier periodista en el exterior.”
Juan García, 24 (Caracas): “No quiero seguir viviendo la injusticia del día a día en la calle y ver como unos malandros se quedan con mi país, quiero vivir tranquilo, si tienes como salir debes hacerlo, es un error quedarse, nadie merece vivir la decadencia cultural que vivimos… creo en el karma y cuando ‘se les venga el techo encima’ quisiera volver para ayudar a mejorar el país en el que crecí.”
Danny, 21- Caracas (abajo): “Me voy a Panamá porque mis oportunidades de avanzar terminaron”.
Yo, 24 – Caracas (arriba): Decido irme de Venezuela hacia Barcelona, España porque no soporto ver a mi papá con su negocio cerrado y en quiebra, dando tumbos por la vida buscando su horizonte, cuando ya a estas alturas debería estar disfrutando de todo el trabajo que hizo en su juventud. Si eso es lo que me espera a mí, no lo quiero, es por eso que me veo obligado a salir de mi país en el cual nací, crecí y en algun momento esperaba morir, ya no mas, me toca ser el inmigrante que mis abuelos alguna vez fueron hace más de 50 años, ellos debido a la guerra y yo debido a que no veo solución para poder formar mi futuro.