Los seres humanos nos comunicamos y nos entendemos. La empatía o el rechazo que podemos sentir por nuestros semejantes nos llevan a las más profundas pasiones. En la fotografía el ojo humano se fija en los seres humanos, en el semejante, sus conductas, sus acciones, sus logros y fracasos, sus tragedias y atrocidades; su cultura. Retratar es acercarse a ver a los actores de nuestra historia, hurgar con detenimiento en su físico y aspirar que algo quede en el retrato.

Las razones por las cuales retratamos pueden ser varias, primordialmente es un ejercicio de acercarse y de intimar. Intencional o accidental, engañoso y traicionero, el resultado no es la persona misma, es el retrato de esa persona hecho por otra persona particular. Es una relación entre retratista y retratado, es una colaboración y una lucha de poder y control. Entenderlo, cuestionarlo, es parte de la labor de un retratista. El “otro yo” es ver en nuestros semejantes un motivo a fotografiar, luego de conocernos y aproximarnos al individuo podremos conjugar arte con ingenio.

Entender nuestras razones e intenciones al retratar, saber de artimañas y técnicas para dirigir a las personas y ayudarlas en el oficio de ser retratados son las intenciones básicas de este curso. Todo lo demás es accidental.