El Barón tiene un terreno por el cementerio. Dice que un día va a levantarle un rachito a sus hijos ahí. Mientras tanto trabaja en la plantación, hace trabajos de mano de obra a otras personas del lugar a cambio de 1 kilo de arroz, lentejas o harina, y trabaja en su conuco de donde saca gran parte de la comida que lleva a su casa.
El día que lo acompañé, salimos de su casa a las 7:30 de la mañana a limpiar un terreno; él no desayunó. A eso de las 12 del mediodía terminó de limpiar el terreno y la dueña del lugar le regaló una arepa… él al ver que no me habían ofrecido a mí, me la ofreció.
Pude negarle la arepa, pero no pude evitar irme de Chuao sin un racimo de plátanos que sacó de su conuco… los mejores tostones que he comido.
© Luis Parada #AlumniRMTF para el taller de Documentalismo dictado por Leo Álvarez.