Aunque haya nacido en Alemania y haya venido con las empresas petroleras norteamericanas, el venezolano se adueñó del perro caliente. No importa si es con tres salsas, sin cebolla o un “dámelo con todo”, “ha tomado todos los rincones de nuestra gastronomía”, según Walter Otto. No hay pueblo donde no se venda y se encuentra en cenas, piñatas y almuerzos domingueros. Esta fotogalería es una mirada de esta ya tradicional comida callejera venezolana sin maquillaje publicitario. Es verlo “tal y como es”, como se encuentra en nuestra memoria colectiva.