
Migrar, dejar tu país, inevitablemente implica ”duelo”: se dejan vínculos, referentes, pertenencia, lo conocido.
“Migrar como sea” habla de urgencia, desesperación, de “basta”.
“Migrar como sea” alude a la necesidad de salvarse, de sobrevivir al modo insoportable o amenazante como se viene viviendo.
Habla de la esperanza de resolver afuera, lo que tu propia patria no da, no ofrece dentro.
El “como sea” significa que no están las condiciones ideales: legales, económicas,laborales, el medio el transporte cómodo, seguro, digno, para irse de tu país al nuevo país. Significa que no ha habido capacidad de planificar o de planificar en las condiciones esperadas, que no ha sido posible organizar una llegada a ese nuevo lugar, que garantice la emigración favorable, significa que no hay garantías de ser bien recibido y de que las cosas funcionen apenas se llegue. Se asume, que ” al inicio es muy difícil”, se va con la conciencia de que hay que construir posibilidades.
Entonces, al “duelo migratorio”, se suma el maltrato de un viaje rudo, incómodo, muy largo, riesgoso. Inevitable el recorrido lleno de la ansiedad de lo nuevo, de lo desconocido, de esa incertidumbre que se confunde con los miedos de siempre, con la tristeza de lo que no fue posible en el país en el que se nació, que se asume con resignación, y que se mezcla con la fe, y la ilusión de ser bien recibido, aceptado y ayudado.
“Migrar como sea” requiere ir bien equipado mental y emocionalmente, para tolerar el recorrido que va desde tomar la decisión hasta llegar al destino e insertarse como nuevo ciudadano del lugar al que se llega. La maleta mental requiere “fortalezas psicológicas” para manejar la incertidumbre, tolerar al cansancio, renunciar temporalmente a los esquemas de funcionamiento, poder adaptarse a los cambios, sentir el esfuerzo como oportunidad y opción de futuro.
Una pareja decide viajar, llena de ilusiones, de fe en un mejor porvenir; recorre un camino real y otro mental para ir desde esa Caracas maltratadora a un Perú que se desea ofrezca una cordial “bienvenida”. Sus caras van contándonos con qué se encuentran. Una cosa es el viaje imaginado, otra, el transitado. Migrar como sea, en pareja puede ser más fácil o más difícil que irse solo. Se logra sonreír al final del viaje, que es el inicio real de la emigración. Sonreír para agarrar fuerzas y empezar un nuevo trayecto de vida.
Migrar como sea es un acto de valentía, es contar en esencia consigo mismo, saber de qué agarrarse y cómo sostenerse mientras se va armando una nueva manera de vivir.
Gabriel Méndez nos pone a viajar en cada imagen, nos muestra con qué puedes encontrarte en este recorrido, nos da a conocer qué se siente con esta manera de migrar, activando la pregunta predominante del venezolano de estos tiempos: ¿nos quedamos o nos vamos?
-Auxi Scarano