Para Silvia Castro, este ejercicio fotográfico de capturar Caracas es una ilusión. Es la fantasía de habitar la ciudad blindada ante el peligro. Así, ” busca ver Caracas a través de la pequeña rendija de una armadura, sentirse blindado y ver todo a través de un pequeño orificio”. Es la respuesta fotográfica a una ciudad que “se nos va cerrando” y que obliga a sus habitantes a cambiar estilos de vida, a privarse de espacios y horarios en busca de una seguridad que ya no es garantizada por nada. “El peligro siempre está latente”, asegura Castro. Ante esta ciudad lejana e invivible, ella busca “la añoranza de poder acercarnos a ella”.