"Sólo hay una cosa en el mundo más jodida que tener cáncer a los dieciséis años, y es tener un hijo con cáncer" Hazel, o John Green en Bajo la misma estrella
Hay cosas que pasan sin razón, buenas y malas, pero es en las malas que nos detenemos a pensar en un porqué. No siempre hay respuestas, sólo pasan y ya. Cuando las probabilidades dijeron que mi hijo podía morir por culpa de un intruso que crecía dentro de su cabeza, no hubo motivos, simplemente era algo que estaba ocurriendo. Pero él, pese a tener tanto en contra, decidió formar parte de otras estadísticas: las de los sobrevivientes. Hoy Pablo tiene 7 años y 1 mes, mide 120 centímetros, pesa 23 kilos y ha mudado 2 dientes. Sus franelas son talla 8 y sus zapatos, 29. Estudia 1° grado, le gusta sumar y contar números. Tiene una biblioteca con más de 100 libros y ha leído cada título más de una vez. Quiere ser el niño más listo de su clase, también le gustaría ser Baymax, SpiderMan o Mario, el de Mario Bros. Con él he comprendido cuán frágiles somos y que es normal sentir miedo, así seamos valientes. Día a día me reafirma que la vida es sólo un instante; que la belleza es parte de lo cotidiano, nada más hay que abrir bien los ojos para verla; y que no hacen falta grandes razones para celebrar, con mirarlo abrir los ojos cada mañana es suficiente. Pablo dice que para ser feliz necesita comer, jugar, leer, su Wii y cariño. Yo, sólo lo necesito a él.
Mílitza Zúpan